La alteración del trabajo y de los valores de los empleados por el COVID exige un nuevo tipo de líder: el coach líder.
La pandemia de COVID-19 provocó dos alteraciones principales: una disrupción de los entornos de trabajo y una disrupción de los valores de los empleados. Los entornos de trabajo cambiaron de oficinas presenciales con horarios estrictos a oficinas en casa con horarios flexibles. Los valores de los empleados cambiaron de un enfoque estrecho sobre la carrera a un enfoque más amplio sobre el equilibrio entre la vida laboral y personal y la calidad de vida. Aunque para muchos empleados trabajar desde casa supuso un reto al principio, la mayoría ha llegado a preferirlo. Una encuesta de PricewaterhouseCoopers de 2021 reveló que más de la mitad de los empleados desean trabajar a distancia al menos tres días a la semana, pero la crisis pandémica y el trabajo a distancia han supuesto una tensión especial para los empleados.
“La montaña rusa de cambios acelerados a paradas repentinas para regresar a la normalidad ha creado una fuerza laboral a distancia ansiosa, aturdida, aislada y que anhela una conexión real.”
El trabajo a distancia, los horarios flexibles y las preocupaciones por la calidad de vida requieren un nuevo estilo de liderazgo: el coach líder, quien funciona más como un entrenador deportivo que como un gerente de oficina tradicional. El tradicional actúa como un superior que delega tareas a los subordinados y les dice lo que tienen que hacer, pero el coach líder actúa como un guía que cocrea estrategias con las aportaciones de los miembros del equipo. Los tradicionales supervisan a las personas para obtener resultados, pero los coaches líderes guían a las personas hacia el crecimiento.
Los coaches líderes aplican 10 virtudes para crear equipos prósperos.
Los coaches líderes crean una atmósfera para el máximo rendimiento al llevar una vida ejemplar y diseñando un lugar de trabajo con propósito. Diez virtudes específicas permiten a los líderes generar esa atmósfera. Cuando las pone en práctica en su propia vida, se convierte en una persona que prospera de forma natural en tiempos difíciles. Esto, a su vez, le permite diseñar un lugar de trabajo en el que otras personas también puedan prosperar.
“En lugar de preguntar ‘¿cómo lideramos en tiempos de crisis?’, empecemos con una pregunta diferente: ‘¿cuál es el propósito del liderazgo?’”
Las personas quieren sentir que su líder las respeta, las escucha, las protege, las valora, conecta con ellas, las aprecia, las quiere, las lidera y las incluye. Las 10 virtudes garantizan que su liderazgo haga todo eso. Cuatro virtudes le ayudan a desarrollar su propio carácter: amabilidad, generosidad, respeto y humildad. Tres le permiten ofrecer un liderazgo firme y enriquecedor a su equipo: autocontrol, positividad y búsqueda de lo mejor. Y tres virtudes le ayudan a hacer frente a las disrupciones: ser una luz, la perseverancia y la capacidad de mantenerse firme.
Desarrolle la amabilidad hasta que se convierta en una respuesta automática.
Desarrolle la amabilidad siendo generoso, amable y considerado. La sinceridad es la clave: trate a los miembros de su equipo como personas con las que se relaciona y no como problemas o tareas por resolver. Aspire a desarrollar la amabilidad plenamente, de modo que se convierta en su respuesta automática ante todo. Empiece por identificar actos poco amables, absténgase de cometerlos y vuelva a encaminarse hacia la amabilidad. Shaunti Feldhahn, investigadora de la amabilidad, desarrolló un Desafío de la Amabilidad de Treinta Días para hacer precisamente eso. Cuando su equipo lo puso en práctica en los lugares de trabajo, descubrió que el 89 % de las relaciones mejoraron. Esto ocurrió en todos los lugares de trabajo y entornos, un resultado sorprendentemente consistente.
“Un verdadero acto de amabilidad es en beneficio de la otra persona, y el hecho a menudo cambia su visión de la situación y su forma de reaccionar ante ella.”
Para completar el reto, elija a una persona en quien enfocarse. Puede ser cualquiera, pero cuanto más desafiante sea la persona, más beneficioso será el resultado. Después siga los pasos que se indican a continuación durante 30 días.
- Cuando interactúe con la persona, no diga ni haga nada negativo. Esto incluye tanto acciones fáciles de identificar, como las críticas, como comportamientos más difíciles de identificar, como poner los ojos en blanco o no prestar atención. Cuando tenga que hacer una crítica, hágalo de forma positiva.
- Busque cosas positivas que elogiar y afirmar en la persona. Dígaselo directamente a la persona y dígaselo también a otros miembros del equipo.
- Haga un pequeño acto de amabilidad o generosidad para la persona todos los días.
En tan solo unos días, es probable que empiece a sentirse más positivo hacia esa persona. Si ha elegido a una persona especialmente difícil, es posible que no llegue a sentir calidez hacia ella, pero la experiencia sugiere que la relación seguirá experimentando mejoras significativas.
Fomente la generosidad sirviendo a su equipo.
Desarrolle la generosidad al servir y apoyar los objetivos de aquellos a quienes dirige de forma genuina y auténtica. Ser generoso empieza por comprender a su gente, sus objetivos y cómo conducirlos hacia el máximo rendimiento. Elabore listas de las cualidades y habilidades que agradece de cada miembro de su equipo. Descubra las motivaciones profundas de su gente preguntando “¿por qué?” varias veces. Establezca una política de puertas abiertas para que su equipo sepa que puede hablar con usted sobre asuntos difíciles.
“Siempre tendremos una elección: plegarnos e irnos a casa o levantarnos y crear un mundo mejor.”
Elimine las expectativas personales de su servicio. Mantenga altos sus estándares de rendimiento, pero deje de anticipar cualquier tipo de reciprocidad por parte de las personas a las que sirve. Esto puede resultar tremendamente difícil, pero reorientará sus relaciones de llevar la puntuación a la gratitud.
Cultive el respeto para crear una atmósfera de colaboración.
Fomente el respeto por usted mismo y por su equipo. Respetarse a sí mismo significa entablar una autoconversación positiva, mantener mente y cuerpo activos, avanzar hacia un propósito, definir límites saludables para su vida y mucho más. Respetar a su equipo no significa estar de acuerdo con todo lo que dicen o hacen. Por el contrario, significa reconocer su valor. Busque cualidades y comportamientos dignos de respeto, y elogie a la gente de forma genuina y específica vinculada a acciones observables.
El respeto hacia sí mismo y los demás vuelve en forma de un ambiente respetuoso en el que pueden florecer la colaboración y la innovación. Para fomentar un ambiente de compromiso, colaboración y creatividad durante las reuniones, pruebe estas dos sugerencias:
- Ofrezca agradecimiento, inspiración y reconocimiento – Al comienzo de cada reunión, dedique cinco a diez minutos a mostrar su agradecimiento a determinados miembros del equipo. Ofrezca inspiración compartiendo citas, canciones e historias. Termine la sesión reconociendo los logros de la gente y haciendo elogios específicos.
- Incluya y respete a todos los miembros del equipo – El Proyecto Aristóteles de Google descubrió que los equipos más eficientes practican la inclusividad, el respeto y la participación. Inclusividad significa incluir a todos los que tienen que estar allí, permitir múltiples estilos de comunicación –oralmente, con mensajes de texto, compartir documentos y demás– y asegurarse de que todos conocen el orden del día. Respeto significa evitar las faltas de respeto, acoger a todos los miembros del equipo y garantizar que todos se sientan seguros. Participación significa que todos contribuyen.
Fomente la humildad para aprender más rápido y adaptarse mejor.
Desarrolle la humildad renunciando a la idea de que puede o debe saberlo todo. Cambie su preocupación para que identifique las preguntas adecuadas para las personas adecuadas. Normalmente, resolver un problema significa encontrar a alguien que pueda ayudarle a resolverlo, en lugar de intentar hacerlo por sí mismo. Pregúntese: “¿quién hace esto mejor que yo?”. Aprenda de esas personas haciéndoles preguntas sobre lo que han hecho y cómo lo hicieron.
La humildad puede ayudarle a no interponerse en su propio camino, ya que le permite ver sus propios puntos ciegos y debilidades. Con humildad, puede asumir errores y limitaciones. La humildad potencia su crecimiento y aprendizaje y le ayuda a aceptar el cambio. Por el contrario, la humildad puede incluso potenciar su audacia, porque los resultados dejan de girar en torno a usted y se convierten en hacer lo correcto o lo necesario.
Gane autocontrol para afrontar el futuro con calma.
El autocontrol significa afrontar el futuro con calma. Mantener la calma le permite comunicarse con eficacia. Recuerde que la gente siempre le está observando y se forma impresiones de usted por la forma en que responde a las situaciones difíciles.
“Casi nada puede hacer más daño más rápidamente que la pérdida de autocontrol en su comunicación. ”
Cuando esté bajo estrés o ataque, mantenga el autocontrol observando su mentalidad. Esto significa replantear activamente su autoconversación y sus creencias de forma positiva y ver los problemas como oportunidades de crecimiento. Conozca su propósito y sus creencias en la situación. Cuando una persona le ataque, gane perspectiva al imaginar cómo se comunicaría con usted si se sintiera segura. Esto le ayuda a ver el ataque como procedente de la inseguridad y puede transformar su propia emoción de una actitud a la defensiva a una de preocupación. Por último, recuerde que su propósito fundamental en la sala es servir, y la forma en que necesita servir puede resultar diferente de la que había planeado.
Mantenga una actitud positiva y prepare a su equipo para lo que venga.
Ser positivo no significa que le guste todo lo que hace, sino tener un propósito digno firmemente fijado en su mente. Incluye saber que siempre puede elegir las cosas que hace y la forma en que responde a las situaciones. Su positividad anima cada interacción que tiene y levanta el espíritu de todo su equipo. La positividad atrae lo mejor de las personas y crea una atmósfera que hace aflorar el máximo rendimiento.
Para liderar con positividad, formule preguntas orientadas a la acción que conduzcan a soluciones. Identifique y comparta inspiraciones positivas. Incluya y apoye a su equipo en lugar de excluirlo o negarlo. Cree listas de agradecimiento y de victorias, es decir, listas de logros, para disipar la negatividad y las actitudes cínicas.
Busque lo mejor de las personas y las situaciones. Esto no significa ser falsamente positivo, sino reconocer el oro entre la basura y centrarse en las oportunidades. Espere lo mejor enmarcando activamente su mentalidad y sus creencias para enfocarse en soluciones que hagan avanzar a su equipo. Prepárese para lo peor centrándose en lo que puede controlar y aceptando lo que no. Maximice los resultados manteniendo una mentalidad de crecimiento. Vea oportunidades donde otros ven problemas.
Sea una luz para guiar a otros a través de la oscuridad.
Ser una luz significa iluminar lo que de otro modo permanecería en la oscuridad. Ilumine el propósito y la misión de la organización para que todos puedan verlos con claridad. Ilumine el destino de su equipo y su propio estilo de liderazgo. Ilumine los retos y los obstáculos. Ilumine también a su gente, al asegurarse de que cada uno tiene oportunidades de reconocimiento, desarrollo y promoción. Ayude a las personas a brillar animándolas y equipándolas para que alcancen sus objetivos. Después, ilumine sus logros. Otra forma de ayudar a la gente a brillar es hacer que todo el equipo participe en sesiones de resolución de problemas y de intercambio de ideas. Utilice el siguiente método:
- Diga el problema – Explíquelo detalladamente.
- Hable del problema – Cada persona en la sala hace preguntas aclaratorias. A continuación, vuelva a plantear el problema.
- Invente soluciones – Cada uno, de forma independiente y en privado, escribe tres soluciones.
- Comunique las soluciones – Todos comparten sus ideas.
- Conozca su plan – Escriba una lista de pasos a seguir.
- Ponga manos a la obra – Fije un calendario y establezca responsabilidades.
No se rinda nunca. Manténgase firme durante las crisis.
No rendirse nunca significa elegir perseverar a través de los retos y las crisis. Para ello, tenga claro cuál es su propósito y su función y cómo se alinean con el valor y la visión de la empresa. Las siguientes estrategias pueden ayudarle a perseverar a través de las crisis:
- Vigile las historias que se cuenta a sí mismo – Asegúrese de que reflejan positividad, concentración y voluntad. Vigile también la influencia negativa de los demás y no permita que usted ni otros miembros del equipo se vuelvan susceptibles a ella.
- Divida los problemas grandes en partes pequeñas – Determine lo que puede controlar y lo que no. Busque mejoras en las áreas que puede controlar.
- Cobre impulso en otras áreas de su vida – Elija otra parte de su vida que necesite atención, como su forma física. Fíjese un objetivo y trabaje para conseguirlo. Un logro en un área de su vida puede estimularle en otras. Esto también funciona por otra razón: la calidad de vida equivale a la calidad del trabajo, por lo que una mala salud o malas relaciones le impedirán rendir al máximo.
- Acepte los retos – Reformule cada no como un paso más hacia un sí. En tiempos de grandes retos, manténgase centrado en lo fundamental.
“Cuando es capaz de mantenerse firme como un faro en medio de la tormenta, crea una confianza increíble en su equipo que se traduce en productividad y rendimiento.”
Mantenerse firme significa mostrar tanto fortaleza –como la fuerza de una columna vertebral– como vulnerabilidad –como si fuera un corazón abierto–. Esta mezcla de fuerza y vulnerabilidad engendra confianza, un componente clave para prosperar en tiempos de disrupción. Para ayudar a generar confianza, cuente su historia personal de forma transparente que permita a la gente identificarse con usted. Verá muchos beneficios: su gente se sentirá animada a actuar y buscar ayuda cuando la necesiten. El rendimiento y la productividad aumentarán porque su gente confiará en usted. Y usted confiará en ellos lo suficiente como para compartir la responsabilidad con ellos.
Sobre el autor
Tom Ziglar es director ejecutivo de Ziglar Inc. e hijo de su fundador, Zig Ziglar. Es conferencista motivacional, coach ejecutivo y copresentador del pódcast The Ziglar Show.