El propósito, sentido y pasión son lo que solamente usted puede aportar a su puesto de trabajo.
En 1962 el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, le preguntó a un conserje de la NASA cuáles eran sus tareas: “Ayudo a llevar al hombre a la Luna”, fue su respuesta. En este ejemplo, el conserje encontró sentido y pasión en su trabajo al verse a sí mismo como parte de un proceso más amplio, haciendo suya la misión de la empresa. Él no era quien llegaría a la Luna, pero sabía que su trabajo tenía tanto propósito y sentido como el de los astronautas.
Sin embargo, una encuesta realizada por Gallup en 2017 reveló que solo el 31% de los trabajadores está comprometido con su trabajo. El compromiso se refiere a un extra que rebasa la funcionalidad del propio trabajo. Conceptos como innovación, aprendizaje o desarrollo solo pueden prosperar en contextos laborales de alto compromiso, es decir, donde la motivación para realizar el trabajo va más allá de la función o el puesto mismo.
“No importa cuál sea el nivel, la industria o la carrera, todos necesitamos encontrar un sentido personal en lo que hacemos”. ( – Kristi Hedges)
No hay nada de malo si el trabajo se piensa solamente como una fuente de ingresos; millones de personas viven en esta situación a nivel mundial. Sin embargo, un trabajo con propósito no solo mejora el rendimiento y la productividad de ese trabajador en particular, sino que permite interesantes vías de innovación y creatividad. El propósito, sentido y pasión no tienen que ver con las funciones que usted realiza en su puesto de trabajo, sino con los aspectos de su personalidad y la motivación intrínseca que lo movilizan a dar ese extra en el día a día.
El propósito es el curso de acción que define el trabajo a nivel individual.
Un propósito es aquello que define un curso de acción. No se trata de una solución que sirva para cualquier individuo ni en cualquier situación; un propósito no es una fórmula ni una receta, sino la voluntad individual puesta en marcha para conseguir un objetivo. No se trata de títulos académicos ni puestos de trabajo en concreto. Tampoco de la misión, visión y valores de la empresa, necesariamente. El propósito es la oportunidad de contribuir con algo más allá de uno mismo, ya sea a la empresa, la sociedad o el mundo en general.
“Definir y poner en práctica tu propósito depende exclusivamente de ti”. ( – Dan Pontefract)
Más allá de la retribución económica, el trabajo permite adquirir otro tipo de beneficios, como el aprendizaje y la experiencia; permite participar de los logros conseguidos en común con otros compañeros, o bien acceder al prestigio y al poder que acompañan a los líderes. Sin embargo, si su trabajo o la misión de su empresa no es inspiradora, siempre puede obtener motivación considerando los beneficios que trae para la gente que es importante para usted. Así, se entiende que el propósito es individual, que se desprende de la propia personalidad y aporta soluciones que le servirán para perseverar.
Existen tres creencias erróneas muy comunes al definir un propósito.
Cuando las personas tratan de encontrar un propósito o sentido superior, muchas veces tropiezan con obstáculos que vienen de expectativas poco realistas y creencias erróneas. Por ello, es importante identificar ese tipo de expectativas con el fin de evitarlas. Algunas de las más comunes son las siguientes:
- Creer que su propósito llegará como una revelación – El sentido es algo que se construye, no algo que aparece como por arte de magia. Para fines dramáticos, algunos libros y películas muestran el momento clave en que una persona encuentra su propósito en la vida, pero estas escenas deben tomarse con una pizca de escepticismo.
- Creer que el propósito es una sola cosa – Existen muchos propósitos más allá de la vida laboral: la familia, la religión o la comunidad, por ejemplo. Incluso las personas más exitosas tienen vidas complejas que no se limitan a ser buenos en un puesto de trabajo. Además, cada uno de sus propósitos constituye una motivación en sí misma.
- Creer que el propósito se mantiene estable – Los propósitos evolucionan y se modifican a la luz de nuevas situaciones o nueva información. Si usted nota que su propósito vital se ha modificado, no debe sentirse culpable o creer que se trata de falta de compromiso. La vida de las personas cambia, al igual que sus propósitos.
El sentido del trabajo no es igual a la vocación.
El sentido indica simplemente una orientación con respecto a un punto de referencia. De nueva cuenta, se trata de una situación altamente subjetiva en la que un camino puede ser la vía de crecimiento para uno, pero el estancamiento de otro. Para un profesor, impartir la lección diaria puede tener sentido, si este cuenta con un alto nivel de compromiso y pasión hacia sus estudiantes; pero la misma situación puede significar el estancamiento para un profesor que no encuentre sentido en su trabajo.
Educar a otros puede ser una vocación, pero también es perfectamente legítimo admitir que muchas veces el trabajo es solamente una forma de procurar ingresos económicos. Si su vocación le ayuda a darle sentido a su trabajo, puede considerarse afortunado; pero si su vocación está en otra parte, no quiere decir que su trabajo no tenga sentido. No encontrar la verdadera vocación de su vida no es equivalente a fracasar o a tener que conformarse con menos. Si usted piensa sus actividades como oportunidades para ayudar a otros, entonces, cualquier trabajo puede adquirir un nuevo sentido y resultar significativo e importante.
“
Los estudiantes creen que su vocación se halla oculta debajo de una piedra, y creen que si giran muchas piedras al final aparecerá debajo de una”. ( – Amy Wrzesniewski )
A diferencia del propósito, el sentido de un trabajo puede cambiar o construirse sobre la marcha. No se trata de hallarlo, sino de crearlo. Según una investigación de Amy Wrzesniewski, profesora asociada de psicología organizacional de la Universidad de Yale, menos del 50% de la gente identifica su trabajo actual con su verdadera vocación. Pero su trabajo puede tener sentido, aunque no encaje completamente con su vocación. Un factor común entre los trabajos más usuales en Estados Unidos (vendedor, cajero, encargado de manipular alimentos y oficinista) y aquellos que se consideran vocaciones (médico, maestro, sacerdote) es que sirven para ayudar a otros.
Perder la pasión por el trabajo es bastante común, pero no es el fin del camino.
La pasión se parece mucho a la vocación, pues se trata de una acción a la que la persona se encuentra entregada o fuertemente inclinada. Por desgracia, no todas las fuentes de empleo ofrecen oportunidades de apasionarse o demostrar la propia vocación. Sin embargo, el hecho de que su trabajo actual no lo apasione o no le permita realizar su vocación, no quiere decir que se trate de un mal trabajo. Existen muchas razones por las que un trabajo apasionante deja de serlo. Es posible que sea repetitivo, que sus compañeros o jefes no lo apoyen o que las oportunidades de crecimiento a futuro sean limitadas. A decir de Amy Wrzesniewski, las personas tienden a considerar o visualizar su trabajo en los siguientes términos:
- Una carrera – El trabajo actual es solo parte de una serie de funciones que se realizan a lo largo del tiempo y que motivan al trabajador para comprometerse y avanzar en dicha carrera.
- Una fuente de ingresos – No todo trabajo es apasionante o responde a una vocación. Es legítimo realizar un trabajo únicamente para tener una fuente de ingresos. Sin embargo, este grupo presenta los menores niveles de satisfacción y compromiso a largo plazo.
- Una vocación – El trabajo se vuelve fuente de motivación en sí mismo. Este grupo presenta la mejor participación y satisfacción con su trabajo.
“Si el interés por tu trabajo está menguando, lo más importante es que no pierdas la esperanza”. ( – Morten Hansen y Dacher Keltner)
Recuperar la pasión por su trabajo requiere reevaluar sus prioridades y realizar pequeños cambios estratégicos.
La pasión puede encontrarse en un ámbito distinto al laboral. Es posible buscar una actividad que lo apasione y que no necesariamente le aporte ingresos, o que no sea su fuente principal. Un proyecto inspirador después de la oficina puede incidir positivamente en otros aspectos de su vida, además de renovar su energía y creatividad. Practicar un deporte, aprender un idioma o realizar un sueño largamente anhelado puede aportarle una fuerte dosis de pasión.
Cuando la pasión por el trabajo se apaga, es posible que usted se plantee cambiar de trabajo o incluso de carrera. Aunque esta es una opción válida, un cambio de trabajo no debe tomarse a la ligera. Según Andy Molinsky, profesor de comportamiento organizacional en la Brandeis International Business School, un cambio de trabajo debe plantearse como si se tratara de una mudanza. Al buscar una nueva casa, usted tendrá ciertos requisitos en mente, pero sus prioridades y las del mercado pueden no ser compatibles en ese momento. También necesita considerar tres aspectos antes de tomar la decisión:
- Contactos – Comuníquese con profesionales del área en la que está interesado en incursionar.
- Finanzas – Su economía debe estar en orden para evitar sorpresas indeseadas.
- Compatibilidad – Compruebe que el campo en el que desea entrar es compatible con sus necesidades y prioridades.
“En la actualidad es común que la gente realice distintas profesiones a lo largo de su vida”. ( – John Coleman)
Las motivaciones laborales de un joven egresado soltero de 20 años de edad no son las mismas de alguien con 40 años de experiencia y una familia que sostener. Las prioridades cambian a lo largo de la vida, por lo que es importante reconocerlas y realizar modificaciones pequeñas que vayan en la dirección de su vocación. La fórmula ganadora será aquella donde las modificaciones sean personalmente relevantes y que la empresa donde labora también gane con ellas.
Prepare su mente para enfrentar los cambios desde una perspectiva racional.
La empresa, su puesto y el propósito definido para usted no siempre convergen. Por ello, en lugar de temer los cambios es mejor promoverlos. Recuerde que encontrar el propósito no es algo que se hace de una vez y para siempre, sino algo que usted debe seguir buscando, especialmente cuando usted y sus circunstancias se modifiquen. Si usted siente que su trabajo es monótono, repetitivo y se propone buscar algo con más protagonismo, que marque una diferencia para otros o que simplemente lo motive a superarse, prepárese para el cambio de una manera racional. Existen tres tipos de propósitos que se identifican con tres tipos de mentalidad:
- Mentalidad laboral – Donde el trabajo es un mero intercambio económico.
- Mentalidad profesional – Busca incrementar el salario, poder o equipo.
- Mentalidad vocacional – Sentir pasión, procurar innovación y mostrar compromiso. Esta mentalidad fusiona los propósitos personales y los laborales.
Si su motivación se reduce a la mentalidad laboral, o si esta definición es lo que ocupa el mayor tiempo en su jornada de trabajo, probablemente sea hora de plantearse algunos cambios.
Establezca un propósito efectivo a partir de la revisión de su historia personal.
Nick Craig y Scott A. Snook son especialistas en comportamiento organizacional y liderazgo para quienes un propósito efectivo parte de una revisión de la historia personal y una proyección a futuro de los propios valores nucleares. Puede comenzar respondiendo las siguientes preguntas:
- ¿Qué disfrutaba hacer cuando era niño? – Describa uno de esos momentos, al igual que las sensaciones que logre recordar.
- ¿Cuáles han sido sus experiencias vitales fundamentales? – Describa a profundidad dos experiencias que lo hayan afectado definitivamente.
- ¿Cómo se relaja? – Describa el tipo de diversión que le permite sentirse tranquilo y alegre.
A partir de la información anterior, construya una declaración de intenciones. Esta requiere ser clara, concisa y, sobre todo, ser estrictamente personal. Puede utilizar el lenguaje que mejor describa sus prioridades y necesidades; tome en cuenta que no se trata de un examen académico ni de la descripción formal de un puesto de trabajo. Utilice el esquema “El propósito de mi liderazgo es ___”, para formularlo.
Compartir y volver a su propósito efectivo será de gran ayuda en momentos de crisis.
Un propósito es una dirección individual que aplica solamente para la persona que lo formula. Sin embargo, establecer propósitos es solo la primera parte de un ejercicio mayor: llevarlos a la práctica. Tanto la formulación como la práctica de un propósito efectivo pueden beneficiarse enormemente de la participación de colegas, amigos o incluso de su pareja sentimental.
Compartir su propósito con colegas o amigos le dará la sensación de tener que cumplir con él. Vuelva a leerlo en momentos de frustración o cuando sienta que debe tomar una decisión importante. Por ejemplo, si su propósito de liderazgo fuera “inspirar alegría en las personas a mi alrededor”, probablemente desee trabajar en contextos con mucha interacción social, por lo que volver a ese propósito puede ayudarlo a decidir si toma o no un empleo que se realice en solitario.
Existen cinco preguntas clave para encontrar su propósito interior.
Kristi Hedges es profesora de liderazgo y comunicación ejecutiva de alto nivel. Ella parte de la teoría de la identificación de la acción para describir los distintos niveles en que puede describirse una misma acción. Por ejemplo, el acto de escribir un libro de liderazgo puede dividirse en una acción mundana (teclear en una computadora) y una acción superior (ayudar a otros líderes a ser mejores). Las siguientes preguntas le permitirán expresar un propósito interno a partir de la identificación de los siguientes niveles de acción:
- ¿Qué labores se le dan bien? – Identificar virtudes propias y qué posibilidades le ofrecen.
- ¿Qué le gusta? – Encontrar y redescubrir lo que más le agrada de su trabajo.
- ¿Qué cree que es lo más útil de su trabajo? – Encontrar el valor inherente que produce satisfacción personal y valor corporativo.
- ¿Qué es lo que crea una sensación de impulso hacia el futuro? – No solo a nivel profesional sino personal.
- ¿Cómo se relaciona con los demás? – La forma en que construye relaciones enriquecedoras en el trabajo y la familia.
Para infundir propósito en su quehacer laboral, establezca cuáles son sus motivaciones y tenga disposición para realizar cambios en su relación con el trabajo. Ello conllevará beneficios personales, laborales y sociales.
Sobre el autor
Las Guías HBR integran la experiencia de profesionales reconocidos de distintas industrias, expertos en sus temas, para ofrecerle perspectivas únicas sobre una temática específica.