Cuando las historias fracasan, se produce un atasco mental.
Cuando se lucha por superar los retos más difíciles de la vida, como los reveses financieros o las crisis familiares, la mente suele toparse con un muro. Las estrategias de resolución de problemas que funcionaron bien en el pasado de repente fallan ahora y las suposiciones mantenidas durante mucho tiempo conducen a un callejón sin salida. El crecimiento personal se estanca y los problemas persisten.
La neurociencia ofrece una visión de por qué ocurre: su cerebro contiene una red de conexiones neuronales que genera recuerdos y hace predicciones para el futuro con base en el pasado. Estos recuerdos y predicciones alimentan sus historias o narrativas con información. Posteriormente, las historias, buenas y malas, determinan qué estrategias de resolución de problemas aplica usted en una situación dada.
“La narración de historias está en función de cómo nuestro cerebro concibe y representa la realidad, y nuestros resultados dependen en gran medida de lo buena que sea nuestra narración.”
Por lo general, estas estrategias funcionan según lo previsto –previenen contratiempos y resuelven problemas– pero, ocasionalmente, engañan y sofocan. Esto ocurre cuando las circunstancias cambian, pero las conexiones y las estrategias no. En lugar de crear una narrativa nueva y adaptable, el cerebro vuelve a caer en una que no es útil y se produce un atasco mental. Para desatascarse, debe examinar sus historias y replantearse su forma de pensar.
El pensamiento renovado comienza con la identificación de sus historias y la creación de otras nuevas.
Dado que el cerebro está programado para favorecer la certeza ante la incertidumbre y repetir comportamientos familiares, reconocer un razonamiento defectuoso es todo un reto. Para forjar nuevas conexiones neuronales y reprogramar su cerebro, necesita cambiar su forma de pensar.
Romper un atasco mental para lograr resultados positivos requiere reflexión y nuevas perspectivas. Para lograrlo, considere lo siguiente:
- Identifique tanto el problema como la historia que lo acompaña – Por ejemplo, el problema del autor Michael Hyatt era el incumplimiento de un objetivo del equipo de ventas. Su narrativa era que circunstancias fuera de su control, como tipos de interés, precios de la gasolina, tendencias de compra, entre otros, conspiraron para deprimir las ventas.
- Ponga en evidencia una historia defectuosa al hacer un desglose de la narración y separar los hechos de las opiniones y suposiciones – Aunque las razones de Hyatt para no alcanzar las cifras de ventas del equipo eran efectivamente factuales, su suposición de que no podía hacer nada para minimizar su impacto era errónea.
- Recalibre la narrativa – Para Hyatt, esto significaba mirar hacia dentro, a las habilidades que podía controlar, en lugar de hacia fuera, a los factores que no podía cambiar. Una vez que cambió su forma de pensar, comenzó el proceso de crear nuevas conexiones neuronales y una nueva historia.
El narrador en su mente gobierna sus historias, para bien o para mal.
Las personas utilizan conceptos para comprender el mundo que les rodea. Los conceptos incluyen cuestiones concretas, como la forma de una taza, o abstracciones, como el amor y la justicia. En el cerebro, los conceptos se forman cuando las sinapsis, las conexiones entre las células cerebrales, enlazan las neuronas bajo patrones distintos. A veces, los conceptos se encadenan para revelar relaciones de causa y efecto; por ejemplo, cuando X hace Y, A se convierte en B. Con base en ellas, el cerebro “escribe” historias. Entonces, el narrador interpreta los datos de las historias y los transmite como pensamiento coherente.
“En esencia, sus pensamientos son la historia que el narrador le está contando sobre sus circunstancias. Y el narrador nunca descansa.”
Los narradores dan sentido al mundo y, por lo general, proporcionan una orientación útil. Ocasionalmente, sin embargo, la narración es defectuosa o anticuada, y el narrador se convierte en un obstáculo para el desarrollo del crecimiento.
Cuestione verdades aparentemente objetivas para cambiar historias inútiles.
En el cerebro, el hipocampo trabaja con el neocórtex para producir y activar dos tipos de recuerdos: episódicos y semánticos. Los recuerdos episódicos son grabaciones de experiencias personales; los recuerdos semánticos son grabaciones de hechos, acontecimientos y datos adquiridos mediante la observación. Por definición, los recuerdos episódicos son subjetivos y los recuerdos semánticos son objetivos. Sin embargo, con el tiempo y el refuerzo, la mente convertirá algunos recuerdos subjetivos en objetivos.
“Cuanto más reproducimos la memoria episódica en nuestra mente, más objetiva puede parecer.”
Para el narrador, estos recuerdos subjetivos deformados se convierten en amplias verdades objetivas, con el poder para influir en la toma de decisiones. Los problemas surgen cuando el narrador toma decisiones sobre situaciones complejas con base en suposiciones incorrectas o lecturas erróneas del pensamiento de otras personas. Por ejemplo, durante años, la autora Megan Hyatt Miller temía y evitaba hablar en público porque su narrador, alimentado por dolorosos recuerdos de la secundaria, la había convencido de que se le daba fatal. Cuanto más alimentaba su narrador sus temores, más se reprimía de hablar en público.
Las suposiciones limitan su pensamiento, así que establezca los hechos de su historia y deshágase de la ficción.
Cuando el trabajo ejecutivo de Hyatt Miller le exigió hacer presentaciones, se dio cuenta de que tenía que cambiar la historia de su narrador. Su transformación comenzó cuando buscó la orientación de su amiga Michele Cushatt, entrenadora de oratoria. Cushatt había sido una oradora motivacional muy solicitada hasta que una operación de cáncer de lengua le dañó la voz. En lugar de rendirse cuando su mundo se vino abajo, Cushatt examinó su historia a la luz de su nueva realidad. Inspirada por la posterior corrección de rumbo de Cushatt, Hyatt Miller se comprometió a “interrogar” a su narrador y a cambiar su historia.
El primer paso en el interrogatorio es establecer los hechos de la historia. Pregúntese qué conceptos son ciertos y verificables y cuáles existen solo en su imaginación. ¿Su historia se basa en hechos o en suposiciones sobre los hechos? ¿Incluye la historia prejuicios? ¿Asocia emociones a los hechos? Si es así, considérelas por separado. Por último, pregúntese: ¿qué hechos son relevantes y cuáles no?
“Nunca lo sabemos todo sobre ningún concepto o problema, y a veces esa brecha en la comprensión es enorme.”
Una vez que haya reunido los hechos, tenga cuidado de no utilizarlos para sacar conclusiones precipitadas, pues podrían llevarle a interpretaciones incorrectas de causa y efecto. Solo porque haya establecido algunos hechos nuevos no significa necesariamente que conozca el panorama completo. Tenga cuidado con las metáforas, que pueden hacerle dar saltos en sus procesos de pensamiento. Aunque en ocasiones son atajos útiles, las metáforas suelen limitar la perspectiva.
Confíe en su instinto cuando se comprometa con un cambio de rumbo.
A veces, darle la vuelta al guion del narrador requiere un pensamiento intuitivo, más que analítico, que desafíe una narrativa existente. El autor Hyatt, por ejemplo, tuvo la corazonada de que organizar su propia feria comercial tenía más sentido desde el punto de vista empresarial que enviar a su equipo a la habitual feria fuera de la ciudad. Inicialmente, el narrador de Hyatt argumentó en contra del cambio, pero después de investigar los hechos pertinentes, Hyatt tiró los dados y se convirtió en anfitrión. El nuevo evento fue un éxito que le permitió ahorrar dinero; su intuición dio sus frutos.
“La intuición puede ser valiosa para cuestionar historias, porque le proporciona una evaluación de fondo del problema.”
La intuición es una predicción que se produce de forma inconsciente; sin embargo, se basa en las conexiones neuronales de las experiencias vividas. Cuando las personas se enfrentan a un problema, la mente subconsciente corre para encontrar las conexiones neuronales que le proporcionarán respuestas. El pensamiento consciente ofrece al narrador datos y un razonamiento cuidadoso, pero el pensamiento subconsciente le impulsa a tomar una decisión.
La narración requiere tanto el pensamiento consciente como el inconsciente, y se necesita un equilibrio de ambos para el cambio. Cuantas más experiencias tenga el narrador a las que recurrir dentro del contexto del problema (por ejemplo, una profesión o experiencia concreta), más confiable será el pensamiento inconsciente, o la intuición.
Abrace la incertidumbre para cambiar su reacción a los retos.
El interrogatorio a menudo conduce a la resistencia. La mente está programada para mantener el statu quo. En el cerebro, la familiaridad tranquiliza, mientras que la incertidumbre provoca una dolorosa ansiedad y evitar el cambio para evitar la ansiedad es una reacción humana natural.
Verbalizar la ansiedad e imaginar el peor escenario posible son dos estrategias que puede utilizar para ayudarse a superar esta reacción de eludir. Para Hyatt Miller, cuestionarse la creencia que tenía desde hacía tiempo de que era una mala oradora en público fue aterrador, porque, durante años, había estado rechazando contrataciones como oradora basada en esa suposición. Pero una vez que aceptó que su historia estaba fuera de lugar, se abrió un mundo de posibilidades.
La resistencia al cambio también proviene del miedo a que, en cuanto arranque una historia profundamente arraigada, otras historias se derrumbarán también, como cuando se sacan ladrillos de una pared. Sin embargo, tome consuelo al saber que las historias son más bien como telarañas que pueden resistir la eliminación de una hebra o dos. Cuando abraza el cambio, conceptos más fuertes, o hebras, sustituyen a los conceptos viejos y dañinos.
Cambie su mentalidad limitada por una mentalidad de posibilidad.
La creación de nuevas historias para el cambio positivo comienza con la construcción de nuevas conexiones neuronales y una mentalidad abierta a las posibilidades. En lugar de excusas para la inacción, que son el sello distintivo de la mentalidad limitada, la mentalidad posibilista se centra en el pensamiento positivo. Por ejemplo, en una mentalidad posibilista, la excusa “no tengo tiempo suficiente” se convierte en “las limitaciones liberan más de lo que limitan”. En este escenario, la mente reconfigura el concepto de tiempo de negativo a positivo, y el lenguaje utilizado para describirlo también es positivo.
“A veces, la forma de provocar un avance es llegar a la locura y luego retroceder un poco”.
Las siguientes estrategias pueden ayudarle a conseguir una mentalidad de posibilidad y a forjar nuevas conexiones neuronales:
- Opóngase a lo convencional – Piense de manera original y recurra a la creatividad y la audacia. Proponga ideas novedosas y aparentemente ridículas durante la tormenta de ideas para suscitar la innovación y fomentar la apertura.
- Practique el pensamiento divergente – Para ver un problema a través de una nueva lente, reformule su historia para armonizarla con ideas contradictorias.
- Adopte la mentalidad de un principiante – Permita reexaminar conceptos y procesos conocidos a través de los ojos de un novato.
Aprenda de los demás.
Para cambiar sus historias y lograr resultados positivos, busque la ayuda de expertos, incluidos coaches y maestros, así como de libros y otros medios. La autora Hyatt Miller trabajó duro para reescribir su historia como oradora pública, escribiendo y leyendo afirmaciones en voz alta todos los días. Pero comprendió que para hacer un gran discurso, el paso final del proceso, necesitaba la ayuda de los demás. Así, a lo largo de muchos meses, formó un equipo de expertos, entre ellos Cushatt, para que la instruyeran y apoyaran.
Las aportaciones externas son vitales para la superación personal. La retroalimentación de los demás no solo acelera el aprendizaje, sino que lo refuerza en el cerebro. Recurrir a expertos y colaboradores diversos, especialmente de culturas diferentes, le proporcionará perspectivas adicionales y pondrá al descubierto los prejuicios y las suposiciones erróneas que tenga. Las aportaciones externas a menudo desencadenarán preguntas que le abrirán nuevas vías de exploración.
Para encontrar respuestas y soluciones, deje de pensar y descanse.
El descanso, el ejercicio y el sueño son actividades fundamentales que favorecen el aprendizaje, la creatividad y la resolución de problemas.
En el cerebro, las conexiones neuronales constan de dos redes: la red ejecutiva y la red por defecto. La red ejecutiva controla el pensamiento consciente, mientras que la red por defecto opera en gran medida en el subconsciente. El análisis crítico tiene lugar en la red ejecutiva, mientras que la red por defecto es responsable de la creatividad.
Cuando las dos redes trabajan juntas para resolver un problema, se produce una interacción sinérgica y surgen los momentos “¡eureka!”. La red creativa por defecto entra en acción cuando la red ejecutiva se apaga. Para lograr las interacciones sinérgicas deseadas, permítase periodos de descanso o pausas mentales.
“Para ser más creativo con un problema, piense en él y luego deténgase un momento.”
Del mismo modo, estudios demuestran que el ejercicio mejora la función cognitiva, pues produce sustancias químicas que aumentan la capacidad del cerebro para aprender, recordar información y resolver problemas. También puede reforzar su capacidad de aprendizaje y recuerdo durmiendo bien porque, en el país de los sueños, la red por defecto está en su momento de mayor actividad.
Sobre los autores
Michael Hyatt es el fundador y CEO de Full Focus, una empresa de coaching de desempeño. Su hija, Megan Hyatt Miller, es ejecutiva de Full Focus, presentadora de un pódcast de negocios y escritora.