La comunicación no violenta (CNV) es un modelo de comunicación y una forma de conectarse con los demás.
La CNV es una poderosa herramienta para establecer vínculos sinceros con los demás a partir de la entrega compasiva de sí mismo. Es una manera de vivir y de pensar enriqueciendo los sentimientos de las personas que lo rodean. La CNV le ayuda a comprender sus propias necesidades y las de los otros, las cuales pueden dividirse en siete categorías:
- Autonomía – Es la necesidad de elegir sus propios sueños, metas y valores, así como el plan para cumplirlos.
- Celebración – Incluye la celebración de su vida y sus logros, además del duelo ante las pérdidas.
- Integridad – En esta categoría se encuentran la autoestima, la creatividad y la autenticidad.
- Interdependencia – Se refiere a sus necesidades al relacionarse con los demás, como el amor, la aceptación, la empatía, la intimidad, el apoyo y el respeto.
- Necesidades físicas – Son los recursos materiales y las condiciones físicas necesarias para vivir.
- Juego – Es la necesidad de reír y de divertirse.
- Comunión espiritual – Incluye la armonía, la belleza y la paz.
Algunas personas responden con violencia a diferentes situaciones de la vida, mientras que otras lo hacen con compasión. Esta respuesta depende de los hábitos de comunicación y de pensamiento que se han adquirido. El proceso de la CNV tiene cuatro pasos:
- Observación – Se expresa claramente a la otra persona qué es lo que no contribuye actualmente a su bienestar personal.
- Sentimientos – Le comunica sus sentimientos respecto a esta falta de contribución
- Necesidades – Expresa qué es lo que necesita o valoraría en la relación.
- Peticiones – Le pide a la persona que realice una acción concreta.
“Podríamos decir que la CNV es un lenguaje de compasión, pero, en realidad, es un lenguaje de vida en el que la compasión aflora espontáneamente”.
Los conflictos pueden resolverse mediante la CNV.
Cuando se establece un vínculo estrecho y respetuoso entre dos partes que tienen un conflicto, aumenta la probabilidad de que este se resuelva. Para ello, ambas partes deben aspirar a que se satisfagan las necesidades de todos y no solo las propias. El proceso de resolución de conflictos consta de cinco pasos:
- Definir y expresar sus necesidades – Deben ser necesidades profundas y auténticas, no meros deseos.
- Ser sensible a las necesidades de los demás – Las necesidades de ambas partes deben quedar claras.
- Asegurarse de que las necesidades son bien entendidas – El entendimiento de las necesidades del otro debe ser recíproco. Cada parte debe confirmar que ha entendido las necesidades del otro y debe ser capaz de repetirlas.
- Brindar empatía a los demás – Debe generarse empatía y concordia entre ambas partes.
- Traducir las soluciones o propuestas al lenguaje de acción positiva – Finalmente, se deben encontrar estrategias para satisfacer las necesidades de todos mediante actos concretos de ambas partes.
Desde luego, en ocasiones, una de las partes responderá negativamente a las estrategias propuestas, muy probablemente porque estas estrategias entrarán en conflicto con sus propias necesidades. En estos casos, la respuesta negativa no debe entenderse como un rechazo sino como una guía para encontrar la estrategia óptima para abordar la situación.
“Nuestro bienestar psicológico y espiritual mejora considerablemente cuando nuestras necesidades de ser comprendidos y recibir apoyo, sinceridad y sentido están cubiertas”.
Los sentimientos y necesidades deben expresarse con asertividad, sin crítica ni coerción.
Muchas personas, especialmente los varones, tienen dificultades para identificar sus propios sentimientos y necesidades. Al mismo tiempo, son incapaces de expresárselos a los demás, puesto que al hacerlo se sienten débiles y vulnerables, lo que les impide establecer una comunicación profunda, por lo que experimentan dolor y frustración.
Es imprescindible que usted reconozca sus propias necesidades. Cuando estas no están siendo satisfechas en una relación de cualquier tipo, usted debe comunicárselo a la otra persona y expresar lo que necesita como una petición y no como una exigencia. Así aumentarán las posibilidades de lograr un entendimiento en el que ambas partes contribuyan al bienestar mutuo. Al expresarlas, debe evitar criticar y emitir juicios de valor sobre la otra persona, anteponiendo la compasión. Para ello hay que dejar de recurrir a la crítica, el miedo, la culpa, el reproche, la amenaza, la vergüenza y la coerción como formas de influir en los demás.
“Por crítica me refiero a un ataque, un juicio de valor, reproche, diagnóstico o cualquier otra cosa que analice al otro mental”.
Debe ser consciente de que usted tiene necesidades, las cuales a veces entrarán en conflicto con las de su pareja. Expresarlo sin sentir culpa es fundamental, así como dejarle claro a su pareja que ello no significa que usted esté despreciándola o que no la ame. Mostrarse como realmente es y entregarse a la otra persona con sinceridad es un auténtico acto de amor.
La CNV permite superar el dolor y reconciliarse.
Reconciliarse y sanar el resentimiento que siente hacia una persona cercana es posible mediante la comunicación no verbal. Incluso si esta persona es inaccesible o ha fallecido es posible sanar el dolor. En tales casos, un tercero puede tomar el rol de la persona ausente en un proceso de CNV para que la persona herida sane. Hay cuatro pasos fundamentales para establecer una conexión de empatía entre personas que buscan reconciliación y sanación:
- Empatía – Hay que abrirse a las emociones de la persona que está enfadada y sufre. Se debe estar plenamente presente y ser receptivo mientras la persona se expresa. Es recomendable repetir lo que la otra persona ha dicho para estar seguro de que la comprende adecuadamente.
- Duelo en la comunicación no violenta – Después de entender la herida emocional de la persona que fue herida, es posible que el causante sienta una tristeza natural, que de ninguna manera ha de transformarse en culpa. Muchas personas creen que lo correcto es pedir perdón o disculparse, pero no es así. Las disculpas no ayudan al proceso de sanación, ya que parten de juicio moralista según el cual alguien debe sufrir u odiarse por lo que hizo.
- Reconocimiento de las necesidades del pasado – La persona que causó la herida ha de tomar conciencia de cuáles eran sus necesidades no satisfechas cuando actuó de aquel modo y expresarlas.
- Empatía inversa – Cuando la persona herida ha recibido suficiente empatía y comprensión, llega su turno de ser empática con la persona que causó el dolor y entender sus emociones. Entonces el proceso de sanación estará completo.
En este proceso no es necesario mencionar los detalles de los acontecimientos que causaron dolor. Tampoco se necesita una comprensión racional de los actos de la otra persona; basta con practicar la empatía.
“Cuando nos conectamos con nuestras necesidades no cubiertas, jamás sentimos vergüenza o culpa, nos enfadamos con nosotros mismos o nos deprimimos, como cuando sentimos que lo que hicimos estuvo mal”.
La ira es un síntoma de que sus necesidades no están satisfechas.
La ira es un sentimiento muy importante para la CNV porque lo ayuda a conocerse más profundamente. Es una señal de alarma que alerta que una de sus necesidades no está siendo satisfecha ni comunicada a los otros de forma apropiada. Usted debe ser capaz de identificar cuál es esa necesidad y expresarla sin sentirse expuesto o vulnerable ante los demás.
Si convive con una persona que tiene problemas para gestionar la ira, ha de saber que es muy probable que dicha persona tenga problemas para expresar su necesidad y comunicarlas. Usted puede identificar cuál es esa necesidad y ayudarla a comunicarse y satisfacerla. Hay cuatro pasos para gestionar la ira:
- Identificar la causa de la ira – El evento que desencadena la ira es distinto de su causa, la cual suele ser una necesidad fundamental insatisfecha.
- Identificar la imagen o juicio que hay detrás de la ira – La persona que reacciona con ira suele realizar un juicio sobre otras personas, ante las que ella aparece como la parte afectada. Para gestionar la ira es necesario ser consciente de este juicio.
- Buscar la necesidad que es la causa de la ira – Conocerse y estar conectado con sus sentimientos le permitirá identificar su necesidad insatisfecha cuando experimente ira.
- Comunicarle a la otra persona su necesidad – Es necesario informarle a la otra persona cuáles son sus sentimientos y su necesidad, así como lo que espera que haga la otra persona al respecto.
Las personas que hacen daño a los otros han estado expuestas a mucha violencia física o psicológica y necesitan empatía por el dolor que sienten. Confrontar y ofender a las personas que hacen daño no hará que cambien su actitud. Ello solo es posible desde la empatía.
Cuando usted mismo sienta ira y enojo, guarde silencio en tanto que contempla sus sentimientos y pensamientos violentos antes de calmarse. Es conveniente tomarse un tiempo antes de responder. Recuerde que, al reaccionar con ira, usted tenderá a culpabilizar y castigar a los demás.
“Vivir desde el corazón, hacer observaciones sin juzgar, aclarar tus sentimientos y necesidades, hacer peticiones claras y favorecer las conexiones enriquecedoras, todo ello tiene relación con nuestra forma de responder a la ira”.
Los niños deben ser criados con amor, respeto y compasión.
Los niños deben ser respetadas y tratados con la misma cortesía con la que se trata a una persona adulta. Por desgracia esto no siempre es así. Los niños suelen ser deshumanizados y menospreciados por sus padres. La CNV también se aplica a la relación entre hijos y padres. Estos últimos deben valorar y conocer las necesidades de sus hijos y buscar un entendimiento con empatía para que sean satisfechas las necesidades de todos en el hogar.
Comúnmente se da por hecho que las personas de cualquier edad, incluidos los niños, merecen sufrir por su mala conducta o su irresponsabilidad, por lo que deben ser castigados. Esta idea proviene de un juicio moralista. En realidad, el castigo es ineficiente para generar actitudes y cambios positivos en las personas, puesto que se basa en la amenaza, el miedo y la coerción. Los niños deben ser motivados para que actúen por convicción. Cada vez que usted intente que los niños se comporten de la manera que desea, muy probablemente estos se resistirán para proteger su propia autonomía y su libertad.
Las recompensas a los niños por sus actos tampoco son recomendables, ya que estas obedecen a la misma lógica del castigo, según la cual el adulto es quien detenta el poder para recompensar o penalizar a los demás en función de sus actos. Los niños deben saber que serán amados incondicionalmente sin importar cómo se comporten. Los padres solo deben usar la fuerza para imponerse sobre sus hijos cuando la conducta de estos suponga un peligro y no haya tiempo para la comunicación. La fuerza nunca debe ser usada de manera punitiva en contra de las infancias.
“Es muy útil formar parte de una comunidad de apoyo que te ayude a entender el concepto de crianza del que estoy hablando, una comunidad que te apoye para que sigas poniéndola en práctica en un mundo que no suele estar a favor de ese concepto”.
La comunicación no violenta es una práctica espiritual.
Cuando las personas conectan con su verdaderas emociones y las de los demás, contribuyendo al bienestar común, experimentan un amor profundo y una entrega de orden espiritual. La CNV no es solo una simple técnica, sino una forma de conectar con la fuerza divina presente en todos los seres humanos. Gracias a la CNV, las personas pueden establecer relaciones sumamente gratificantes entre ellas, lo que les brinda un sentimiento de plenitud exacerbada. Es así como llegan verdaderamente a manifestar su espiritualidad.
“Yo creo en una espiritualidad que ayuda a avanzar a las personas y a transformar el mundo, no en la que se limita a contentarse con esa bella imagen de irradiar energía”.
Las personas deben vivir sin miedo al castigo y la vergüenza. Para ello han de desprenderse de las nociones malentendidas de deber y obligación. La CNV les permite alcanzar este ideal y expresar sus necesidades sin el temor a parecer débiles o egoístas.
Sobre el autor
Marshall Rosenberg creó el Centro para la Comunicación No Violenta en 1984, una organización internacional con presencia en 35 países, que trabaja por la paz.